María Madre de Jesús, encomiendo este día y mi vida entera en tus manos.
Ayúdame a experimentar hoy la sed de tu Hijo.
Que pueda yo saciarlo por medio de mi oración y sacrificio,
haciendo pequeñas cosas con gran amor,
y sirviéndolo en los pobres, los solitarios y los que sufren.
Ayúdame a llegar a ser un verdadero misionero de Su caridad –
al proclamar Su Sed a todos con quienes me encuentre este día,
ya sea por medio de palabras o de obras que irradien Su Amor.
Enséñame crecer en la confianza amorosa, la entrega total y la alegría –
Que pueda yo cumplir con la promesa hecha por Madre Teresa
de “dar santos a la Iglesia”,
y que la Sed de Tu Hijo sea mi gran tesoro –
en esta vida y la futura.
Te pido esto con gran confianza puesto que Tú eres mi Madre.
Amén.