"Es el Espíritu Santo quien me ha sugerido lo que he de decirles..." Con estas sorprendentes palabras, tan ajenas a su habitual reticencia para revelar la actuación de Dios en su alma, y que por ello expresan tanto más la urgencia del mensaje que a continuación iba a impartir, -mensaje que ella abiertamente reconoce como brotado del corazón del Todopoderoso-, comienza la Madre Teresa de Calcuta su alocución a los 202 obispos reunidos en Roma durante el Sínodo para la Familia de 1980. Durante cuarenta minutos de esa mañana del lunes, los presentes en el Aula Sinodal escucharon de esta humilde religiosa, laureada con el Premio Nóbel, que se define a sí misma sencillamente como "un lápiz en las manos de Dios", cómo trazaba para la Iglesia y para el mundo las líneas que tan extrañamente se sintió urgida a comunicar:
"No me siento digna de hablar en presencia del Santo
Padre y de los Obispos, pero he aceptado la invitación
de venir aquí para comunicarles el ruego de todos
aquellos que constituyen el desecho de la sociedad: los
leprosos, los pobres, los moribundos, los enfermos, los
olvidados y los abandonados... Ellos me han pedido que les
diga que necesitan santos sacerdotes..."
Todos los pobres del mundo, incluso los "pobres ricos",
tienen sobre todo hambre de Dios, y por lo tanto hambre
de que nosotros seamos hombres de Dios, que seamos "sacerdotes
santos". Ninguna otra cosa podrá satisfacerles
a ellos, ninguna otra cosa podrá satisfacemos a nosotros.
Si nuestra fundamental pobreza humana es el hambre de Dios,
entonces también nosotros hemos de reconocer que
somos pobres. Nosotros también sentimos esa hambre,
nosotros también sentimos ese vacío que sólo
El puede llenar.Nosotros también sentimos el deseo
de vivir la llamada de la Madre Teresa, la llamada del Espíritu
Santo en ella y en nosotros, como ella misma sellado con
profunda convicción: "Creo que muchos, muchos
sacerdotes están siendo llamados, aun sin ellos caer
en la cuenta, a darse totalmente al Señor..."
Nuestro Movimiento, a pesar de su pobreza humana, encuentra
una gran esperanza y alegría en la certeza de saber
que verdaderamente el Señor esta llamando a muchos
a vivir la vida del Señor mas profundamente, en la
experiencia de un renovado deseo de vivir el Evangelio en
plenitud. Gozosamente estamos viendo nacer esa convicción
en la respuesta de tantos sacerdotes por todas las partes
del mundo.
Si, el mundo tiene necesidad de sacerdotes, de sacerdotes
santos, porque el mundo tiene necesidad de Cristo. Dudar
del valor del propio sacerdocio en el mundo de hoy es dudar
del valor de Cristo mismo y Su mision; porque forman una
unidad... nuestra mision es la de Cristo, Su persona es
nuestra identidad.
Con palabras de Madre Teresa: "El ha llamado a cada uno por su nombre... hay tales riquezas en el sacerdote, ¡si fuesemos capaces al menos de ayudarles a descubrirlas...!
Damos cuenta del don que hemos recibido con el fin de descubrir el don que "gratis hemos de dar", pues la alegria de dar y la de recibir constituyen nuestro sacerdocio.
Es precisamente este don vivido con alegria -el sacerdocio de Jesucristo, y el Jesucristo de los evangelios-lo que nos esta pidiendo el mundo, nuestra gente y el Espiritu Santo. Es el deseo de responder a esta necesidad de experimentar a Dios, Su amor, y la belleza de su evangelio en la persona del sacerdote, esta necesidad no solo sentida por el mundo sino tambien por nosotros mismos, lo que dio nacimiento a nuestro Movimiento: Los Sacerdotes Colaboradores de la Madre Teresa.
Al presentar esta primera edicion de nuestro documento fundacional, un escrito que de ninguna manera pretende ser normativo sino solo un sencillo y entusiasmado "credo" de nuestro Movimiento, pretendemos facilitar suficientes indicaciones del espiritu de los Sacerdotes Colaboradores a los muchos amigos de cerca o de lejos que han pedido mas informacion sobre el Movimiento, y a quienes pedimos que sigan ayudando en nuestro incipiente proyecto con su oracion y su amistad.
La Primera Parte, presenta los principales pasajes evangelicos que constituyen el fundamento e inspiracion de nuestro Movimiento y nuestra renovacion (la sed divino-humana saciada por medio del sacerdocio de Jesús y su don del agua viva en el Reino). La Segunda Parte se centra en nuestra propia consagracion sacerdotal como viva extension de la suya, constituyendonos en "colaboradores de Cristo" (2 Cor 6,1) por medio de las cuales El mismo continua saciando a nuestra gente. La Tercera Parte trata de los medios necesarios y del modo de vivir el espiritu del Movimiento dentro del propio ministerio, ofreciendo un posible programa de vida de renovacion sacerdotal personal y delinea la organizacion y el funcionamiento del Movimiento como una fraternidad universal.
Para aquellos que entren en contacto con el movimiento por
primera vez, oramos para que estas páginas, que no
tienen ninguna pretension, sino mas bien en su misma pobreza
esperan en la fuerza del Senor, que al emplear tan humildes
medios, puedan, como una Madre Teresa, ser un eco del Espiritu
Santo que nos llama a "darnos totalmente al Señor".
"Si hoy escuchas su voz..."
J.L.
Roma
Fiesta de la Transfiguración
6 de Agosto de 1982